En
la Nochebuena
se encendía y toda la familia se situaba
alrededor y se procedía a la bendición de la toza. El fuego era el centro del
hogar, reunida toda la familia en torno a él. Los espíritus de los familiares
fallecidos se guiarán por el resplandor para volver a la casa, en la que se les
dejaba ofrendas. (Posiblemente de esta costumbre derivó la de hacer regalos en
Navidad. ) La ceremonia la llevaba a cabo un varón, que santiguaba la tronca
con vino, ponche y en ocasiones con pan y torta; mientras lo hacía recitaba una
formuleta que variaba según la zona y en la que se pedía protección para la
casa y sus habitantes y se rogaba por su continuidad. Dicha oración solía ser:
”Buen tizón, buen varón, buena casa, buena brasa. Dios bendiga los bienes de
esta casa y a los que en ella son”. Las cenizas se recogían y guardaban porque tenían una gran influencia benéfica, por ejemplo sobre las cosechas, mezclada con la simiente garantizaba la germinación, prevenían las plagas, mezcladas con estiércol mejoraban el abono
y para los menores, ( y para los mayores, que puñetas, que durante un rato podremos volver a ser niños ) hemos recuperado la L segunda modalidad de la Tronca se realizaba en la zona más oriental de Aragón. En este caso la tronca “cagaba” pequeños regalos para los niños, alguna moneda, dulces, frutos secos, o cualquier otra golosina. Mientras golpeaban la Tronca, los niños recitaban pequeñas fórmulas que con algunas variantes decía:
“Tronca de Navidad caga turrons y pixa vi blanc”.
Asi que preparados para golpear la tronca y ya veremos que regalos nos caga
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