La
aislada y emblemática Peña Oroel (1770 metros) es una de esas cimas que,
a pesar de su modesta altitud, ofrece un perfecto mirador de las cumbres del Pirineo
y de Jaca, a la que está íntimamente ligada por ser visible desde
cualquier punto de la ciudad. Es un símbolo plagado de leyendas. Una de ellas
dice que las hogueras encendidas en su cumbre fueron la señal para el comienzo
de la Reconquista. Otra, que en
sus entrañas hubo una mina o un tesoro, el cual, que se sepa, no ha sido
hallado. Y mira que lo hemos buscado en nuestra niñez
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Para
ascenderla hay que dirigirse al Parador de Oroel Desde
Jaca, cogeremos la carretera que se dirige a Bernués y al Monasterio
de San Juan de la Peña. Dejaremos la Venta Fontazones a la derecha
y, tras unos 400 metros, encontraremos a la izquierda el desvío hacia el
Parador.
Recorreremos
un par de kilómetros de pista-carretera y llegaremos al parking del mismo.
Desde
el parking ya vemos paneles que nos informan de la ruta. Del Paisaje
Protegido de San Juan de la Peña y Monte Oroel. Varios carteles nos
informan de su normativa, así como la prohibición de salirse del camino para
evitar la erosión del terreno lo que es un asco, así que aunque lo mas normal es seguir el camino trazado ,
precisamente por ser el mas habitual , es mas que probable que te encuentres
con excursionistas . Lo que nos obliga a buscar una via alternativa para poder disfrutar de
una excursión nudista tranquila. Optamos
por la mas desconocida senda de los Lobos menos transitada , en el extremo oriental de la gran
mole de Oroel.
quedamos
en el Parador, junto a la Fuente de
los Forestales
La
senda no tiene perdida como se dice por estas tierras, entre otras cosas porque
la vegetación no te deja salir del sendero un camino estrecho que asciende / desciende por un frondoso y sombrío
bosque, al principio de pinos y conforme
vamos cogiendo altitud bosques de abetos, muy frondoso, y que nos obliga a sortear
algunos árboles caídos que cortan el paso.
.
Una primera
bifurcación que nos llevaría a la cercana población de Barós. Que dejamos por el momento, aunque nos
quedamos con las ganas
Unos 25 minutos después según el paso, nueva duda, el sendero se bifurca Uno de ellos enlaza con el sendero de subida a
la Peña Oroel y el de la izquierda nos
lleva al Collado de las Neveras hacia el
extremo opuesto a la Cruz de Oroel. Veremos un par de antiguas neveras construcciones
utilizadas para almacenar nieve y que permitían disponer de hielo en verano.
Seguiremos
recorriendo la cresta en compañía del amarillo erizón y de matorral bajo
pasando por la Punta de la Sora hasta llegar a un desvío marcado con un hito
de piedras Para dirigirnos a la ermita de la Virgen de la Cueva. Rodeados de
erizón, cruzando un denso pinar, con algunos ejemplares
centenarios, hasta llegar a la cueva donde se ubica esta ermita natural Lugar no exento de leyendas. Según una de
ellas un pastor, extrañado de que todos los días una de sus cabras
desapareciera para regresar a última hora, un día decide seguirla y descubre
una cueva con un hallazgo sagrado, la imagen de la Virgen
Hace
unos años, debido a las fuertes lluvias apareció una grieta en la cueva que
acabó con el hundimiento de gran parte de la misma y de la ermita. Esto ha
propiciado que el interior de la cueva esté impracticable y su entorno muy
peligroso. Anualmente se realiza una romería entre los meses de mayo y junio. A
su lado, se encuentra la Casa de la Cofradía.
Existe
una mesa con bancos a la sombra que viene genial para reponer fuerzas. Y hacer
unas panorámicas ya que desde este lugar
privilegiado se ve perfectamente la entrada a los valles pirenaicos de Hecho,
Aragüés, Aísa, Aragón, Acumuer y Tena. Con
muy buena vista, apreciamos un sinfín de poblaciones. Al oeste de Jaca,
ubicamos Santa Cilia de Jaca, Binacua, Ascara, Abay,
Novés, Araguás del Solano, Canías, Asieso, Guasillo
y Banaguás, mientras que al este de la misma encontramos los núcleos de Barós,
Guasa, Ipas, Baraguás, Ulle, Jarlata, Badaguás,
Lerés, Gracionepel, Espuéndolas, Orante, Martillué,
Pardinilla, Borrés y Larrés. En el interior del valle del
Aragón observamos Castiello de Jaca y Aratorés.
Y
si no las ves, te lo decimos que para eso llevamos un mapa topográfico
Tras
una comida que nos alivia parte del peso
de las mochilas, emprendemos el camino
de regreso, perdiéndonos por los bosques
de abetos para pasar la tarde Y poco más
porque tampoco nos queda fuelle para muchas piculinadas Así que regresamos al Parador, con cantidad de
fotografías, de sendas que no hemos recorrido, de ilusiones para otras
excursiones que esperamos poder realizar Tampoco ha sido un recorrido muy exigente ,al
menos para los avezados en las caminatas pero íbamos mas vejetes, con gente nueva que se sumaba a las
excursiones, con niños pequeños vamos en
plan dominguero Alguno de los mas fanáticos
, de esto de ir saltando como cabras se
quedan por las inmediaciones para continuar las excursiones, el resto ( mas
sensatos ) regresamos a la civilización y al confort
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