Viena,
9 jul (EFE).- El verano ha llegado a Viena y las agradables
temperaturas hacen que bañistas completamente desnudos doren su cuerpo a
orillas del Danubio. El corte en la piel que deja el bañador o el
bikini no existe en sus cuerpos.
A
lo largo de los 25 kilómetros de agua que cruzan la ciudad austríaca de
noroeste a sudeste no es difícil encontrar nudistas a la vista de los
transeúntes junto al río, o en un ambiente más familiar dentro de un
club privado.
Karl
Nowotny es el Director del Naturisten Park Lobau, el club nudista sin
ánimo de lucro "más conocido de Viena y del país", según nos cuenta él
mismo. Tiene cerca de 650 miembros y los 100 euros anuales que cuesta
ser miembro van destinados al mantenimiento de las instalaciones.
Para
Nowotny el naturismo es "la desnudez despreocupada entre semejantes".
Él entró por primera vez en contacto con esta práctica durante su
infancia junto a sus padres, "después de la Segunda Guerra Mundial, como
una forma agradable y natural de corretear desnudo".
Es
precisamente esa despreocupación la que se percibe en el Naturisten
Park que dirige este austríaco de avanzada edad. Los miembros del club
descansan en hamacas, se bañan en el río o practican el ciclismo,
voleibol o pimpón sin aparentemente dar importancia a su desnudez.
También
hay una sauna en su interior, a la que se puede entrar todo el año, y
una cantina que abre entre los meses de mayo y septiembre cinco días por
semana.
El
público más común está formado por personas mayores de 50 años, muchos
jubilados, pero tampoco falta gente de mediana edad y familias al
completo.
El
"camping", un complejo verde donde las mascotas están prohibidas y los
únicos animales permitidos son las ardillas salvajes, aves, peces o
insectos que viven dentro de él por derecho, está ubicado a unos 15
kilómetros del centro de Viena y se puede llegar a él en transporte
público, en coche o incluso en bicicleta.
La decisión de ir vestido o desnudo depende exclusivamente del socio.
"Los
miembros fundadores del actual Parque Lobau fueron los nudistas de los
años 20, nosotros somos sus bis-bis-bis-bis nietos", explica Nowotny
sobre un movimiento, el nudista, que "llegó a Viena tras la Primera
Guerra Mundial procedente de Alemania y se asentó en la ciudad a pesar
de la persecución de las autoridades".
Preguntado
sobre la visión que la sociedad actual tiene del naturismo, Nowotny
opina que el naturismo "es un movimiento reconocido por el que las
personas que lo practican no sufren desventajas sociales".
A
pesar de eso, todavía hay quienes rechazan el nudismo, entre otros
motivos, porque lo relacionan a veces a un ambiente de prostitución,
añadió.
En
los países de habla germana como Austria los clubes y zonas naturistas
se identifican con las letras FKK, abreviatura de "Freikörperkultur",
término que significa "cultura del cuerpo libre".
A poco más de 2 kilómetros al sur del club FKK se encuentra la Isla del Danubio (Donauinsel).
Es
una isla artificial de 21,5 kilómetros de largo y una anchura de entre
70 y 210 metros. Se inauguró en 1972 como acequia de descongestión para
canalizar el agua en caso de inundaciones.
A esta zona de la ciudad se puede acceder fácilmente en metro.
A
partir de uno de los locales de ocio de la isla, el bar Mosquito, se
establece un punto imaginario que delimita una de las zonas nudistas
públicas del río Danubio.
Esta
zona termina (o empieza) unos 2 kilómetros más adelante, donde las
letras FKK pintadas sobre el asfalto del carril bici contiguo al río así
lo indica.
Angela
y Fritz comparten una caja de fresas sentados desnudos sobre unos
escalones que miran al agua. Esta pareja austríaca de amigos se conocen
desde hace más de 20 años.
"Qué
felicidad sentí el fin de semana pasado cuando vine por primera vez
este año y me reencontré con Fritz en el Danubio" cuenta Angela a Efe.
Ella acude regularmente a esta zona desde que lo hiciera por primera vez
en 1981.
Fritz
prefiere "sentirse libre y en contacto con la naturaleza" en esta parte
pública del río. A diferencia de los clubes nudistas, aquí pueden
"pasear con sus perros".
Es
media tarde y el sol comienza a esconderse. Aún así, todavía hay gente
paseando, haciendo deporte junto al río o practicando remo sobre sus
aguas mezclados con los naturistas del parque Lobau.
"Ni Londres ni París, este es un lugar único en Europa", dice Angela despidiéndose.
"No
enseñes mucho la cámara de fotos, la gente podría enfadarse", advierte
Fritz en alusión al deseo de tranquilidad e intimidad de muchos de los
nudistas.
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